Por Hipatia de Alejandría
9/9/2016
Recuerdo la noticia de la desaparición, la desesperada búsqueda de los padres para encontrar a las pequeñas, el horror cuando aparecieron sin vida, y la titánica lucha de uno de los padres, Don Fernando García, exigiendo justicia y la detención de todos los culpables.
Las investigaciones policiales determinaron que la autoria de los crímenes correspondía a dos sospechosos. La Justicia sentenció que ambos, Miguel Ricart y Antonio Anglés, fueron los culplables.
La tenacidad de Don Fernando García y del periodista y criminólogo Don Juan Ignacio Blanco, puso en cuestión muchos aspectos de la llamada "versión oficial". Si se analiza dicha versión oficial, y se consideran las incongruencias que presenta, se comprende la postura de ambos en rechazar dicha versión. Hay varios puntos en la misma que la hacen increíble. Uno de ellos, por ejemplo, es la existencia en los cadáveres de las niñas, de pelos púbicos de al menos siete personas distintas, sin ser ninguno de ellos de los dos condenados en la sentencia.
Este hecho, independiente de muchos otros de la "versión oficial", crean serias dudas sobre la credibilidad de la misma.
Cabe imaginar el horror de los padres y familiares de Mirian, Toñi y Desiré, al saber como terminaron y el sufrimiento que debieron pasar; pero también debió de ser terrible, constatar los errores que se cometieron al hacer las primeras autopsias y las incongruencias de la "versión oficial".
Las dudas sobre la verosimilitud en el relato de la versión oficial, dio lugar a hipótesis alternativas que fueron defendidas por Don Fernando García y Don Juan Ignacio Blanco.
El sentido común de cada cual, que como dijo Descartes: "... es la cosa mejor repartida, ya que ni aún las personas más exigentes ansían más del que ya tienen...", determinará que versión respecto a este crimen merece mayor credibilidad.
Por mi parte, las objeciones a la versión oficial me parecen totalmente razonables, y la hacen poco creíble.
La lucha de Fernando García por tratar de encontrar la verdad y criticar la absurda "versión oficial", le hizo blanco de críticas, pleitos y calumnias. Hay un artículo que podríamos calificar de vomitivo, que lleva por título: "La oscura renta de Alcaser", (El Mundo, 17/11/2002), en el que entre otras bajezas, se acusa a Don Fernando García de lucrarse con la recaudación de fondos a cuenta del Crimen de Alcásser. El tendencioso artículo comienza diciendo: "Cada mañana Fernando García recorre con su mercedes CLK 320 los tres kilómetros que separan su casa de Alcásser de su trabajo en Catarroja".
Desprestigiar a una persona que ha perdido a su hija víctima de un terrible crimen, no parece muy honroso para quienes se prestan a tal bajeza.
Me imagino que el padre de Mirian y todos los que se han opuesto a la versión oficial habrán pasado por muchas situaciones en las que habrán tratado de desprestigiarles. En un programa de televisión, Don José Juan Requena, autor del libro "Camino al Infierno", que contradice también la versión oficial del crimen de Alcáser, es objeto de descrédito por parte de uno de los asistentes al programa. Es obsceno, que ante un crimen terrible como este, se trate de esta forma a toda persona que cuestione la absurda versión oficial.
En el crimen de las niñas de Alcásser, participaron al menos 7 personas distintas a los condenados Ricart y Anglés. Nunca fueron juzgadas ni condenadas.
La memoria del Crimen de Alcásser, el recuerdo de las tres chiquitas, y el horror que pasaron sus padres y familiares, debe servir al menos, para tener claras dos cosas: una, que el relato de la versión oficial no es creíble, y dos, que los asesinos no fueron juzgados.
¿Conoceremos algún día el nombre de los criminales?.
Monumento en recuerdo de las niñas de Alcásser.
Título del libro: ¿Que pasó en Alcácer?
Autor: Juan Ignacio Blanco