miércoles, 28 de enero de 2015

Con ingenuidad hacia el infierno

Por Hermann Tertsch

Fuente: ABC 


27/1/2015

· Convencer a un pueblo de que todos sus males son culpa de otros, no es solo imponer lo que siempre es una mentira.

Hace poco me contaba un amigo, profesor universitario, que había comprobado con espanto que nadie en su clase –entre estudiantes de historia–, nadie sabía lo que era el Monte Gólgota. Hace unos días un viejo compañero me narró una anécdota quizás más tremenda. En su redacción y por una apuesta, había preguntado por separado a seis jóvenes periodistas, todos licenciados, que le explicaran qué era la URSS. Solo uno de seis lo sabía. Le creo. Este desplome abismal de la cultura general es terrorífico en España, donde «las generaciones más preparadas de la historia» están repletas de analfabetos funcionales. Crecen estos en inmensas camadas adanistas convencidas de que nada hubo en el mundo antes de ellas que merezca la pena recordar.

Pero esa tragedia cultural no es exclusiva nuestra. En todo Occidente contamos ya con varias generaciones educadas tras lo que se ha revelado como el terrible incendio en nuestra civilización: el llamado sesentaiochismo. Que quemó el andamiaje cultural de siglos para imponer en Occidente quincallería sentimental improvisada, grotescos dogmas de conducta y lenguaje y rebaja permanente en los niveles de forma y fondo a imponer en su implacable frenesí igualador. España llegó tarde y mal a la catástrofe, pero se esmeró en aplicar con brutal consecuencia e insistencia todos los peores efectos de aquella supuesta revolución liberadora convertida en plaga de mediocridad, nueva superstición y transgresión gratuita. Con el triunfo de la charlatanería y la corrección política como arma del comisariado, se extendió la hegemonía cultural de la izquierda que ya ha hecho enfermar a la sociedad entera.

El problema está menos en que no sea consciente nuestra sociedad de que es ya un malogrado producto de una desdichada y confusa involución de valores. Que ha desarmado a una sociedad con cada vez menos capacidad de autocrítica, cada vez más infantil y sentimental, cada vez más victimista, miedosa, ignorante y agresiva. Y cada vez, por tanto, con menos capacidad de regeneración y autodefensa. El problema está en que ya ni las supuestas elites tienen las referencias históricas y morales necesarias para generar liderazgos y movilizar conciencias ante el peligro. Por lo que cada vez triunfan con mayor facilidad quienes menos escrúpulos tienen a la hora de utilizar los más bajos recursos. Que son la mentira y la adulación. Convencer a un pueblo de que todos sus males son culpa de otros, no es solo imponer lo que siempre es una mentira. Es además seducirlo a una deriva irresponsable. Que en el mejor de los casos hace un gravísimo daño al pueblo afectado. En el peor lo extiende por su entorno. A veces hasta hacerlo un infierno.

Cuando se cumplen 70 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, en Grecia los nazis consiguen diecisiete escaños. Y los otros enemigos del orden democrático y de libertades europeo, los comunistas y ultraizquierdistas, superan ampliamente la mitad de la cámara. Todos los extremistas juntos suman cerca de dos tercios del parlamento. En otros países también crecen con rapidez organizaciones totalitarias que reivindican herencias de dictaduras pasadas y lazos con otras actuales. Auschwitz fue la quiebra absoluta de la civilización. La memoria y la conciencia de la realidad del infierno concebido, organizado y dirigido por alemanes, por europeos –la terrible certeza de que el ser humano más civilizado es capaz de lo que allí hizo–, han sido cimientos de nuestras democracias y código moral y de honor civil y político desde entonces. Y también barreras infranqueables para las conductas democráticas. Hasta que ahora, quienes nada saben del pasado porque ha dejado de importar y de enseñarse, ya abren de nuevo, en su ingenuidad, sendas por terrenos envenenados que llevan al infierno.




Hermann Tertsch del Valle-Lersundi (Madrid, 1958)

Juan Carlos Monetario

Por Santiago González

Fuente: El Mundo


28/1/2015


· José Carrillo, rector magnífico de la Complutense (no se escandalicen; a Jordi Pujol se le ha estado llamando molt honorable durante más de 30 años), ha decidido la apertura de un proceso de información reservada a Juan Carlos Monedero por su actividad para cuatro gobiernos de los que percibió 425.150 euros como asesor en el intento de acuñar una moneda común bolivariana.

Carrillo distinguió al profesor interino Pablo Iglesias con el nombramiento de profesor honorífico por haber salido eurodiputado en marzo de 2014. Forzosamente, el rector Carrillo ha de encontrar el mérito que asiste al profesor Monedero para haber sido contratado por cuatro gobiernos como una autoridad mundial en Política Monetaria y Financiera. Él es un politólogo polivalente y puede que polimorfo, vale, pero el supuesto encargo internacional suena a cuento y a tapadera de financiación irregular, si fuéramos malpensados.

Los chicos de Podemos mienten con un aplomo que a sus mayores de la casta les ha costado años de oficio conseguir. Él se ha negado a mostrar papel alguno hasta que se lo autoricen sus mandantes, ha dicho, como si las facturas de un Gobierno fueran información reservada.

Debe presentar las facturas y también los contratos, y a ser posible los informes. La empresa virtual de Monedero facturó 425.150 euros a finales de 2013, pero si el polivalente había trabajado en el proyecto desde 2010 los contratos han de estar firmados por él, no por una empresa inexistente. Y aquí viene la primera cuestión: él estaba obligado a facturar como persona física sujeta al IRPF, lo que en esas cantidades debería haber cotizado a un tipo marginal del 52%, mientras al acogerse (ilegalmente) al Impuesto de Sociedades, se le quedó en un 25% y ésta es cuestión que compete a la Agencia Tributaria, que habría perdido unos 100.000 euros gracias a las mañas del contribuyente Monedero. Qué menos en un hombre capaz de diseñar un sistema financiero multinacional.

Pero en la Universidad, sus profesores en régimen de dedicación exclusiva no pueden contratar con terceros. Es la institución la que contrata y factura y luego retribuye al profesorado en su nómina, tras quedarse su por ciento, que viene a ser el 20. Es decir, que Monedero ha birlado a la Complutense 85.030 euros. Algo de esto se barruntaba el sagaz consultor, porque en diciembre de 2014 pidió permiso a la Complutense para hacer unos trabajos para el exterior que ya había realizado y cobrado con una empresa inadecuada.

Es admirable que legalicen lo suyo con efecto retroactivo. Iglesias mintió al decir que técnicos de Hacienda avalan el proceder de Monedero. La Inspección Financiera y Tributaria de la AEAT publicó una nota el 26 de marzo de 2009 denunciando como fraude «la reducción de la carga fiscal al ser el tipo efectivo del Impuesto sobre sociedades inferior al resultante del IRPF». Busquen en Google este entrecomillado, será lo primero que les salga.

Éstos eran los que iban a acabar con las perversiones de la casta. ¿Vas a comparar esto con lo de Bárcenas, al niño de la Beca con Rato o a Tania con la Infanta? No desde el punto de vista cuantitativo. Por otra parte, hay que ser más indulgente con los pecados de la carne si uno de tus vecinos es algo putero que si lo es el portavoz de la Conferencia Episcopal.



Santiago González

La visita del rencor, ETB y su apuesta por la paz

Por Santiago González 

Fuente: El Blog de Santiago González 


Fecha: 29/1/2015



El tipo de la foto se llama Mikel Zubimendi. Tiene la mismos rasgos estólidos que hace veinte años, ya un poco atemperados por la edad. Mi admirada Leyre Iglesias daba ayer la noticia que pueden ver en la primera ilustración. Según hemos sabido por la secretaria general de los populares vascos, Nerea Llanos, es el nuevo tertuliano fichado por el ente autorreferente para un espacio de debate en ETB-1 titulado ‘Debatea’. En una de sus intervenciones habló con afecto y admiración del también terrorista Santi ‘Potros': “Es un gran tipo”.

Breve ficha del tipo según el comentario que incluí en este blog el 19 de octubre de 2006:

El 24 de marzo de 1995 vació un saco de cal viva en el escaño vacío del vicelehendakari Ramón Jáuregui ante la mirada del lehendakari Ibarretxe y el consejero de Interior, Atutxa, tal como se ve en la primera foto del anterior vínculo.

En la segunda foto, tomada unos meses más tarde puede vérsele agarrando a un ertzaina por la pechera, mientras amenaza con  darle un revés, con el cigarrillo colgado de la comisura de los labios. El agente de la Policía autonómica, que tiene un arma costeada por los ciudadanos, se la envainó.

Lo siguiente que supimos de él, después de haber pasado a la clandestinidad, fue su detención en Francia en 1999, junto a Irantzu Gallastegi y Kantauri. Condenado a seis años, fue expulsado a estaña tras cumplir su condena, el 7 de marzo de 2005.

Año y medio más tarde, Jonan Fernández, el ángel de la paz de Urkullu, lo invitaba a la inauguración de Baketik. En la tercera foto se le ve junto a Pernando Barrena e Ibarretxe, en plan de buen rollito. su incorporación como tertuliano a ETB es la continuación lógica de los hechos. Han protestado el PP, Covite ha hecho público un comunicado, en el que considera una humillación que ETB fiche a un histórico de ETA como contertulio.

UPyD calificó el hecho de “un insulto a la democracia” por boca de Gorka Maneiro y el PSE ha registrado en el Parlamento vasco la siguiente pregunta dirigida al lehendakari:

“¿Cuál es su opinión sobre la presencia como contertulio (en ETB) de de un condenado por terrorismo que ensalza las cualidades de otros terroristas?”

Zubimendi comentó el asesinato de Gregorio Ordóñez y el secuestro de Aldaya, así:

“(El asesinato de Ordóñez) ha supuesto el hundimiento del buque-insignia del fascismo español.”

Sobre el secuestro de Aldaya: “hay un sentimiento amplio entre un montón de gente de este país que, sin complicarse la vida, dice con una naturalidad total que (Aldaya) pague y punto.”

Joder, qué tipo, y pensándolo un poco mejor: joder qué tipos, que paisaje, qué asco.

martes, 27 de enero de 2015

Ritos y Susurros. El vascuence en la Universidad del País Vasco

Por Fernando Rodríguez Prieto 

Fuente: ¿Hay Derecho? 


3/7/2012


La noticia de la propuesta de modificación del Plan Director del Euskara en la Universidad pública vasca (UPV) ha sorprendido con diversas medidas. Se propone señalar con un distintivo a los docentes que dominen esta lengua vascuence (¿en forma de medalla por méritos a la patria?), se “ordena” que todas las comunicaciones, e incluso conversaciones habituales entre los trabajadores, se desarrollen preferentemente en esa lengua, y se quiere introducir la figura del “susurrante”, especie de traductor simultáneo de andar por casa para ayudar (¿y señalar?) a los que, descarriados recalcitrantes, no puedan entender la lengua vasca por sí solos. Tal vez de susurrar se pase luego a regañar, o incluso a multar. 

La cosa sorprende aún más cuando nos enteramos de que, a pesar de todos los esfuerzos de discriminación positiva en favor de los vascoparlantes, nada menos que un 55 % de los docentes, es decir una mayoría de ellos, no puede comunicarse en vascuence. Y eso según estadísticas oficiales, siempre sospechosas dado que declarar tal falta de habilidad hace años que se ha convertido en algo vergonzante. 

Para entender cómo normativas como éstas son aprobadas y aceptadas por sus destinatarios en diversos sectores de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), me van a permitir hoy una breve excursión metajurídica, para tratar de explicar, de forma necesariamente rudimentaria en estas breves líneas, cuál es el sustrato ideológico y social que produce tales frutos. Tengo para ello algún título, pues he vivido, disfrutado y trabajado muchos años en Guipúzcoa. Aunque ello no excluya el subjetivismo de mi percepción. 

Una de las cosas que me sorprendieron cuando llegué fue la idea tantas veces repetida, casi como una consigna, de estar en un proceso de “construcción” del país. En ese concepto participaban los partidos nacionalistas, con diversas denominaciones del objeto a construir (nación, Euskalherria, Euskadi, etc), pero también los socialistas. Seguidismo que éstos hacen también en otras materias, tal vez por la confusión (que se resiste a desaparecer) de querer ver una aureola de progresía en todo nacionalismo (excepto el español, claro), o quizá por la también errónea creencia de que para llegar a ocupar una posición de centralidad en la región (empeño nunca logrado por el PSE) es más útil mimetizarse con los adversarios predominantes que desarrollar un discurso diferente y coherente.

Si oyéramos a alguien hablar de la “construcción de Madrid”, por ejemplo, uno pensaría en las innumerables obras públicas de Gallardón, que tanto han costado a las arcas de la Villa y Corte. Pero allí ese empeño “arquitectónico” tiene un significado diferente. Como en todo nacionalismo hay una raíz totalitaria, de lo que se trata ya no es de que el poder político dirija a la sociedad para que ésta pueda obtener los mejores servicios públicos, y mejorar su progreso económico. De lo que se trata es de transformarla, de que se vaya pareciendo cada vez más a un determinado modelo ideal, por supuesto fuertemente condicionado por esa ideología mítica. En definitiva, de lo que se trata básicamente no es de adaptarse a la sociedad, sino de adaptar ésta a lo que “debe de ser” según el ideario nacionalista.

De ahí ese otro término, tan caro al ideario nacionalista, y que también tiene un significado diferente al usual en otras latitudes: la “normalización”. La misma no supone un regreso o “descenso” a lo normal, a lo que en otros sitios se entiende como cotidiano, sino, muy al contrario, un “ascenso” hacia ese modelo ideal del imaginario nacionalista. Con martillo y cincel en mano, el líder nacionalista arrancará de la roca las partes sobrantes, hasta que su escultura vaya tomando la forma que debe tener. Eso es el proceso de “normalización”.

Por supuesto, uno de los campos en que esa normalización es más necesaria es el de la lengua. Si tan solo un tercio de la población es capaz de expresarse correctamente en vascuence, sin que por cierto se encuentren entre ellos gran parte de los políticos incluso nacionalistas, en su explicación ello no ha sido por un proceso histórico y cultural natural, sin perjuicio de la ayuda de las políticas dictatoriales en concretos periodos históricos. La lengua vasca, en ese imaginario nacionalista, no es una lengua “minoritaria”, sino “minorizada” por una persecución histórica que ha de ser reparada. Si, con muy pocas excepciones, a lo largo de los últimos siglos ha sido esencialmente una lengua popular y rústica, no cultivada por la burguesía urbana, eso se debería a que la opresión de “el enemigo” ha llevado a ésta a la traición a este pilar de la nación.

 Esa reparación y restablecimiento de lo que, a pesar de su carácter minoritario, debe considerarse como la lengua nacional, en contraposición a la enemiga, justifica todo un despliegue de políticas públicas.

No es preciso describir aquí el grado de hegemonía que el nacionalismo ha alcanzado en la región a través de diversos instrumentos, entre los cuales el terror y la coacción no han tenido una importancia menor. Una de las consecuencias ha sido la imposición a la generalidad de la población de algunos de los símbolos (bandera e himno entre ellos) que en origen tuvieron un carácter partidista. El vascuence es también un tótem sagrado, al que todos deben devoción, y al que hay que rendir honores en diversas ceremonias, en las que encontramos eso que algunos han descrito como una transferencia de sacralidad hacia esos elementos profanos, en una sociedad en la que el proceso de secularización ha sido especialmente rápido e intenso. No escasean, por ejemplo, los discursos públicos en vasco, frecuentemente pronunciados por alguien que maneja torpemente esa lengua, dirigidos a pacientes grupos ciudadanos que mayoritariamente no la entienden. De lo que se trata es de cumplir con la ofrenda y aparentar normalidad. Matías Múgica, con agudeza, lo ha comparado a esos largos requerimientos que Hernán Cortés dirigía en castellano a indios que no le entendían, para explicarles por qué tenía derecho a conquistarlos.

Esa sacralidad dota a la lengua, y a las políticas de apoyo a la misma, de un manto de inmunidad, entre otros atributos. Incluso su denominación correcta en castellano, “vascuence”, que yo siempre utilizo (fuera y dentro de la CAV) se ha vuelto políticamente incorrecta. Lo correcto es precisamente lo incorrecto, es decir, referirse a ella en su nombre vasco cuando se habla en castellano. 

En ningún lugar puedes ver publicada la idea de que no debe haber políticas lingüísticas públicas, que las personas deben poder expresarse en la que quieran, y que la composición lingüística de la población debe dejarse al resultado de una libre evolución. Esa es una idea tabú y subversiva, y su debate sería perseguido como delito de lesa patria. Sería como predicar contra el Corán en el corazón de la Medina. Todo lo cual no impide, por cierto, que la mayoría de la población, tras mostrar los habituales ritos de respeto, hagan caso omiso a las campañas y se sigan comunicando en la “lengua opresora” sin que las autoridades puedan hacer nada contra ello. Al cabo, es una sociedad al menos formalmente democrática. 

Sin embargo hay dos ámbitos en que el nacionalismo sí ha podido desplegar su fuerza coactiva para la imposición del vascuence: el educativo y la Administración pública. Como ha señalado Múgica, la enseñanza  siempre es el escenario preferido del reformador social. Los escolares y estudiantes, en efecto, no pueden salir corriendo cuando asoma el reformador, como tienen por costumbre los adultos. Lo que les deja a merced de cualquier experimento sin que haya que pedirles permiso. 

Las diversas administraciones controladas por ellos han puesto también como requisito casi imprescindible de entrada a la función pública el dominio del vasco. Incluso para desarrollar actividades para las cuales éste no es útil en absoluto. Sin duda que eso no deja de tener influencia en la calidad de los servicios ofrecidos. Como pasa con cualquier discriminación  positiva basada en motivos ideológicos en las que tales requerimientos se anteponen al mérito y habilidades para el puesto. También aquí la inmunidad consigue que estas políticas de ofertas de trabajo público hayan sido suficientemente cuestionadas. Como señaló Múgica, si admitimos esta forma de torcer la voluntad social, podría contarse también el euskera como mérito para la adjudicación de viviendas públicas o cosas similares. ¿Cuál es la diferencia?. 

En la UPV confluyen ambos campos: educativo y función pública. Es verdad que en ella no se ha podido imponer hasta ahora una política lingüística tan eficaz como la que han sufrido la educación primaria y secundaria. Y su cúpula, por supuesto nacionalista, ha debido decidir que es hora de dar nuevos pasos. 

En realidad en esa Universidad ya venían desarrollándose desde hace muchos años intensas políticas de fomento del vascuence, pero con resultados que supongo que no deben dejar muy satisfechos a los profetas de la cosa. Con la lengua por bandera se han contratado como profesores a auténticos mendrugos, eso sí, perfectamente “normalizados”. Sin embargo, los cursos en la lengua sagrada no tienen, en general y con honrosas excepciones, lo que se dice mucho prestigio científico. En ellos los libros escasean casi tanto como el pensamiento crítico, y alumnos y profesores suelen rivalizar en su grado de intoxicación ideológica. Eso sí, con la ventaja de que, dada la escasez de gente que pueda analizar con fundamento los resultados científicos, las fechorías se quedan en casa. 

En realidad lo mismo ocurre con otro sector muy relacionado con el universitario, también fuertemente subvencionado, y en el que ha encontrado acomodo mucha gente que lo tendría difícil fuera: la cultura en vascuence. Con unas cuantas excepciones, y como siempre ocurre con la cultura subsidiada, el resultado es tan extenso en producción como pobre en calidad. 

No cabe duda de que los distintivos a los vascoparlantes y los susurros a los no alfabetizados (pues llamarles así, analfabetos, es una forma allí frecuente y tolerada de dirigirse a ellos) son nuevos instrumentos de imposición. Claro es que con todo ello puede llegar a producirse una huída de talento, una emigración lingüística (¿o política?) de alumnos y profesores. Pero eso, de verdad, en el fondo nunca ha preocupado al nacionalista puro. Una sociedad más homogénea es, en el fondo, su objetivo.


Libelo sobre la cultura en euskera.
Matías Múgica



lunes, 26 de enero de 2015

Aburrimiento

Por Hipatia de Alejandría

26/1/2015

La observación del género humano es fuente inagotable de saberes.

La actitud de algunas gentes de España, ante esa cosa llamada crisis, es de lo más variado. Los mas indignados, hablan de culpas, de castas, y hasta de las medidas que urge tomar. Es sorprendente que con tanto sabio no haya en el país más premios Nobel.

El cabreado de oficio -figura inexistente pero que yo propongo crear- en este asunto y en otros- diríase que todo lo sabe. Y no satisfecho con saberlo, hete aquí que desea contárnoslo. Poco sabe - o tal vez si-, que sus diatribas nos producen urticaria, llevándonos a un estado mezcla de aburrimiento y hastío.

"Por sus hechos los conocereís"; y con sus diatribas os aburrirán, añado yo.

La educación, que buena a de ser para que sirva de algo, ayuda en el trato cortés con los demás. Poco educado parece, que alguien le suelte al prójimo, así sin anestesia, su erudición en materias políticas y económicas. Erudición casi siempre escasa y aderezada con sus particulares filias y fobias de sabio de barra.
Es una lata, pero estamos rodeados de listillos. Unos de turno y otros a tiempo completo, pero todos pelmas.

La política, y en general cualquier asunto objeto de controversia, forma parte de las interioridades de cada cual; y no procede su debate en público con gentes que muchas veces, apenas conocemos.

El panadero hace panes, el escritor escribe libros, y el político se dedica a la política. Es su oficio, y lo hará bien o mal, según su habilidad, tesón y conocimiento. Pero el que se dedica a otros asuntos, no tiene porqué ser "sparring" forzoso a merced del primer fanatiquillo. Los medios de comunicación, nefastos en muchos aspectos, siembran odio por doquier, y siempre hay capullos dispuestos a seguir la programación dictada por ellos. Tras el empacho suele venir la indigestión, que es acompañada por el mal humor. Y llegados a este punto, solo falta que el listo de turno se tope con su víctima, para que le de el mitín, la tarde o el día.

Convertir a cada mortal -de esos que nos encontramos andando por la calle- en un interlocutor sobre temas de la Política, la Economía y hasta de la Historia, es un error que ha de evitarse. Resulta chocante la afición de algunas personas a tratar los asuntos de la política en público. Tan chocante, que cuando esto pasa, y la persona que tenemos delante empieza su discurso, de ordinario empiezan a parecer sus lagunas y carencias culturales. La Política, por ejemplo, ¿como puede un ignorante de la Historia dar clases de Política?. Porque no son otra cosa que clases -penitencias, por mejor decir- lo que el pelma de turno nos lanza cual bala de cañón.

La ignorancia es cosa común entre españoles; y el sentido común, como dijera Descartes en su Discurso, "la cosa mejor repartida ya que nadie ambiciona más del que tiene".

Dentro de la fauna de criticadores de barra, encontramos al pelmazo de la política: sujeto inasequible al desaliento que puede, si le dejamos, amargarnos la tarde más placentera. Uno de los objetivos más habituales de sus críticas, son los políticos. Las corruptelas de algunos, las chapuzas en el ámbito de su gestión de la cosa pública, son la madera con la que arden sus argumentos.

Pero no es mala cosa tratar de ser justos; y de justicia es, reconocer que no todos los políticos son corruptos; probablemente la gran mayoría no lo es; y es de gentes honradas reconocerlo.

Con este panorama, no era difícil  prever que llegaría alguna fuerza política a gestionar el cabreo de la gente. Dale tu cabreo a ese grupo político -Podemos, por ejemplo-, y sus cabecillas lo recogerán y anunciarán el paraiso, la Arcadia feliz, con la que hordas de ingenuos se sentirán salvados.

Por simple que parezca, ese es el truco: recolectar cabreos y ofrecer el Cielo. Aglutinar al mayor número de personas en torno a un pequeño grupo de recetas mágicas, todas ellas dentro de la ortodoxia comunista. ¿Alguien sabe de algún lugar en el que el comunismo haya traído la solución para algún problema? Allá donde se han aplicado las doctrinas comunistas, siempre han sido nefastas para quienes las han padecido. A excepción, claro está, de la casta dirigente.

Hoy por hoy, la recogida de enfados por los comunistas de Podemos, ha resultado tan eficaz que llama la atención.

Y para terminar, no es asunto menor, hacer la observación de que los políticos surgieron de la sociedad en la que gobiernan. No llegaron de Marte. Son un espejo dónde mirarnos. Sus vicios, trampas y argucias no son distintas de las nuestras. Cambia quizás, la escala.

Pero así como el político surge de la sociedad, y puede dañarla, esta tiene también sus responsabilidades y hasta sus culpas. Resulta curiosísimo, pero no recuerdo haber escuchado a nadie hablar de sus responsabilidad ante de lo que ocurre.Se calla, por cobardía y buenismo, el hecho de que todos tenemos nuestra parte de responsabilidad en lo que nos ocurre. Ese discurso falso y cobarde en el que se despoja a las gentes de toda responsabilidad en los males que ocurren, es cobarde y tramposo.

Claro que las gentes tienen una parte de responsabilidad en lo que les ocurre, y la búsqueda de un chivo expiatorio es una acto propio de necios y cobardes.



domingo, 25 de enero de 2015

Los mejores libros de fotografía

Fuente: El Blog del fotógrafo



 26/1/2015



Los Mejores Libros de Fotografía

Si realizas una búsqueda rápida en internet, te darás cuenta que la cantidad de libros disponibles acerca de este arte es abismal. Año a año, la cantidad y variedad de manuales, libros y artículos que se publican es abismal, lo que puede hacer que, si estás dando tus primeros pasos, no tengas bien en claro por donde comenzar.
Para ayudarte un poco a orientarte en este mar de tinta, te he preparado un listado de libros que no podrán faltar en tu biblioteca fotográfica.
1. La fotografía Paso a Paso – Michael Langford
La fotografia paso a paso
Entrar al mundo de la bibliografía fotográfica con este libro es hacerlo por la puerta grande. A pesar de que fue editado en 1978, casi todo su contenido está vigente aún hoy. A pesar de que algunos de sus contenidos como el revelado y las ampliaciones solo son aplicables a la fotografía analógica, puedes aprovechar dichos capítulos para conocer un poco la historia de la fotografía mientras que el resto de los capítulos te serán de gran ayuda para conocer desde los fundamentos del manejo de la cámara hasta técnicas de iluminación, tipos de encuadres, reglas de composición, etc. A lo largo de sus más de 200 páginas y sus 800 ilustraciones el autor te irá introduciendo de una forma clara y efectiva en los aspectos que serán la base para todos los conocimientos que adquieras luego. Este es uno de mis libros preferidos =).
Puedes echarle un vistazo utilizando google books y si quieras hacerte con el tuyo, en Amazon lo encontrarás por aproximadamente 30 euros.
2. El Ojo del Fotógrafo – Michael Freeman
El ojo del Fotografo
Éste libro es realmente una obra maestra que te ayudará a comprender qué hacer con tu cámara una vez la tengas en tus manos. Con éste manual podrás tomar el control en cada una de tus fotografías ya que, de un modo muy didáctico, aborda los principios de la composición y el diseño a través de diversos ejemplos y esquemas que te ayudarán a comprender cada temática muy fácilmente. Te has preguntado ¿Por qué hay fotografías más atractivas que otras? Leyendo este libro entenderás no solo el porqué, sino además el cómo.
Gracias a este libro y a las guías prácticas que lo amplían, podrás desarrollar al máximo tus habilidades para lograr que tus fotografías se vuelvan increíbles.
Podrás adquirir tu ejemplar en Amazon por tan solo 24 euros. Y una vez leído, no dejes de echarle un vistazo a la guía de campo que el autor ha preparado para llevar a la práctica todo lo aprendido en El Ojo del Fotógrafo.
3. La cámara Lúcida – Roland Barthes
La camara lucida
La Cámara Lucida es un libro de fotografía diferente a los dos manuales que te mencione anteriormente, de hecho, es probablemente un libro sin igual. Por eso te lo recomiendo. Con esta obra podrás adentrarte en la fotografía “que no se ve” es decir, en sus mensajes, expresiones y en el modo en que estas tramiten sensaciones para convertirlas en una fotografía singular que produce deseos en los espectadores. Esta obra busca encontrarle un sentido a la fotografía más allá de las técnicas para producirlas. Si quieres escribir tus propias fotografías, este es el libro para ti.
Podrás hacerte con una copia de este ejemplar por tan solo 19 euros en Amazon, pero, si tienes dudas acerca de su contenido, échale un vistazo antes de comprarlo AQUÍ.
4. Registro de la luz: El alma de la fotografía – Michael Freeman
El registro de la Luz
Ésta obra de Michael Freeman no solo te permitirá concebir las fotografías, sino también volverlas realidad sacándole el máximo provecho a tu materia prima: la luz. Gracias a este libro podrás, no solo comprender los aspectos teóricos y las cualidades de los distintos tipos de luz sino que además, aprenderás como plasmarlos en todas tus fotografías de una forma rápida y sencilla. Perseguir la luz es realmente difícil si siempre la corres por detrás, pero gracias a este libro podrás anticipártele fácilmente, para luego registrarla haciendo un máximo aprovechamiento de ella.
Pero eso no es todo ya que, al final del libro veras como aplicar y experimentar con la luz en las distintas disciplinas fotográficas y como componer con éstautilizándola como un elemento creativo y como sacarle el máximo provecho a las distintas herramientas que la era digital introdujo en la fotografía: la post producción.
Si quieres volverte un experto en el modelado de la luz no dejes a tu biblioteca huérfana de esta obra de arte.
En Amazon podrás encontrarlo por aproximadamente 28 euros.
5. Fotografía de Gente – Michael Gnade
Fotografia de Gente
Si tuviera que elegir un libro para llevar conmigo a todos lados, seguramente sería éste.
Gracias a ésta obra podrás meterte dentro de los pensamientos de un fotógrafo al momento de realizar sus tomas, el porqué de la elección de los elementos, su disposición en el encuadre y el equipo técnico necesario para hacerlas. Este libro es realmente una reliquia ya que fue editado en 1978 pero, más allá del cambio de tecnología, es completamente actual.
El aporte fundamental que encontrarás en este libro es sin dudas: la inspiración, ya que, las fotografías que el autor eligió para ilustrar cada una de las técnicas de fotografía de gente que utilizo, son realmente espectaculares. Además tiene otro detalle, cada fotografía está acompañada no solo de una brillante explicación sino que además traen esquemas que te ayudará a comprender el porqué de la elección de la composición en cada una de ellas.
Hacerte con uno de estos ejemplares es realmente difícil, pero para tu fortuna, hay 3 ejemplares disponibles en Amazon a muy bajo precio: 8 euros cada uno.
6. Los secretos de la exposición fotográfica – Bryan Peterson
Los secretos de la exposicion fotografica
A la materia prima primordial de cada fotografía, la luz, no solo hay que moldearla sino también saber capturarla. Ésta obra te permitirá, de un modo simple y claro, entender todos los secretos de la exposición fotográfica a través de la compresión de sus tres factores clave: la velocidad de obturaciónla apertura del diafragma y la sensibilidad ISO.
Con este libro, realizar una correcta medición y exposición de tus fotografías liberándote de una vez por todas de los modos automáticos o semi automáticos. Después de todo, tu eres quien debe de tomar las decisiones no tu cámara.
Puedes hacerte con tu copia de este ejemplar por aproximadamente 21 euros en Amazon.
7. Sobre la fotografía – Susan Sontag
Sobre la fotografía
Este ensayo se aleja de todo lo que puedes llegar a encontrar en la gran mayoría de los libros de fotografía con los que te puedas llegar a topar. Esta obra se adentra en los rincones más profundos de este maravilloso arte: su rol como medio de comunicación ideológica.
Si bien fue publicado en 1975, todos los interrogantes y reflexiones que plantea en torno a la fotografía aún siguen y seguirán estando en vigencia por mucho tiempo más ya que hacen al arte en sí mismo, más allá del medio por el cual se exprese.
Encontraras en esta obra interesantísimas reflexiones acerca del papel de la fotografía en la sociedad actual como disciplina artística los que te estimularán a investigar, experimentar y reflexionar no solo sobre la forma de llevar a cabo la fotografía, sino al arte en sí mismo.
Por tan solo 10 euros podrás realizar un viaje a lo más profundo del arte fotográfico. ¿Estas preparado?
8. La visión del fotógrafo: Entender y apreciar la buena fotografía – Michael freeman
La visión del Fotógrafo
A estas alturas te habrás dado cuenta que soy realmente un fan de Michael Freeman, y una vez que leas alguna de sus obras, estoy seguro que tú también lo serás.
Analizar y comprender los mensajes de una fotografía no es tan sencillo como puedes llegar a imaginarte, por lo que esta obra viene a darte una mano en ello. Mediante este libro podrás comprender el complicado medio fotográfico e identificar aquellos factores que hacen que una fotografía tenga éxito.
Mediante el análisis de los trabajos de los grandes maestros de la fotografía, aprenderás como observar, analizar y comprender su trabajo, así como también, trasladar todo ese conocimiento a tus propios proyectos.
Este libro no es solo para leer y disfrutar sino también para reflexionar y debatir todas las opiniones que las fotografías despiertan en cada uno de nosotros.
Puedes adquirir un ejemplar de este libro por unos 23 euros.
9. Lea este libro si desea tomar buenas fotografías – Henry Carrol
Lea este libro si desea tomar buenas fotografias
Si estabas buscando un libro que, de un modo simple, te introduzca en todos los conceptos técnicos del a fotografía pero sin caer en innumerables y tediosos tecnicismos, ésta es la obra para ti.
Este libro dista de ser un manual por lo que su lectura y compresión es ideal si estás buscando material de lectura fotográfica relajada, es decir, que no debas de estudiarlo sino más bien, disfrutar con su lectura. Si los típicos manuales, incluso algunos de los que te he recomendado aquí, te intimidan, empezar por leer este libro te será de gran ayuda.
Éste libro te permitirá conocer los fundamentos de la fotografía pero a través de más de 50 fotografías y casos prácticos tomados de los grandes maestros de la fotografía clásica de la talla de Henry Cartier Bresson, para ir incorporando los conocimientos mientras lees.
Otra buena noticia: al carecer de todos los tecnicismos propios de este tipo de obras, no hace falta que tengas una cámara digital réflex ya que los conceptos volcados en este libro son aplicables a cualquier tipo de fotógrafo, sea cual fuere la cámara que tenga en sus manos.
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10. Composición en fotografía: el lenguaje del arte – Jose Benito Ruiz
Composición en Fotografía
Si eres fotógrafo y no conoces a José Benito Ruiz deberías preocuparte y si además de no conocerlo eres español, deberías preocuparte aún más. José Benito Ruiz es un fotógrafo español que, a mi criterio, es un maestro entre los maestros, por lo que desconocer su obra es casi un pecado.
Tal como su portada lo indica, la composición es el lenguaje del arte por lo que, si quieres lograr que tus fotografías hablen por ti, no puedes dejarlo fuera de tu biblioteca.
Este libro aborda un tema tan complejo como la composición, de un modo muy didáctico, en donde no se hace una enunciación taxativa de las reglas fotográficas, sino que te enseña a razonarlas. Aprenderás el cómo y por qué de la distribución de los elementos en el encuadre de modo de lograr trasmitir las sensaciones que quieras, utilizando una u otra composición y una determinada técnica para ello.
Este libro más que un manual es una experiencia, por lo que estas casi obligado a hacerte con tu copia.
Eso sí, no todo es perfecto: solo utiliza ejemplos de fotografía de naturaleza y su precio es algo elevado y suele agotarse rápidamente.
11. Mercaderes de imágenes. La fotografía como pasión y profesión – David Duchemin
Mercaderes de imágenes
Si estás pensando dar el salto para volverte un profesional, no puedes dejar de leer este espectacular libro ya que apunta a combinar tu pasión con tu oficio: ser un fotógrafo.
Este libro te ayudará a sortear muchos de los obstáculos que se te atravesaran mientras intentes transitar los caminos del profesionalismo de un modo muy peculiar: mediante la experiencia y la motivación.
A pesar de que no existe una única manera para transitar la vida del fotógrafo profesional, este libro te servirá de guía para no perderte en el camino.
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Deja volar tu imaginación de la mano de estos  fantásticos libros
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Para poder lograr el verdadero conocimiento en este hermoso arte que es la fotografía es necesario que conjugues dos elementos: La información y la experiencia. Si solo adquieres información y no la llevas a la práctica, no lo habrás incorporado realmente y, al mismo tiempo, para poder pulir las técnicas mediante la práctica y adquirir experiencia, es necesario que adquieras los conocimientos que te permitan tener el control sobre tu trabajo.
Es por ello que, si no quieres que todas las páginas de los libros que acabo de recomendarte queden en blanco, a medida que vayas adquiriendo toda la información, llévala a la práctica. De este modo transformarás la información y la experiencia en verdadero conocimiento.
El saber no ocupa lugar.
El saber no ocupa lugar
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Si has leído alguno de ellos o tienes algún otro libro para recomendar, no dejes de hacerlo en los comentarios! ) Y no te olvides de compartir este artículo!

¿Tienen los griegos alguna culpa en el drama de Grecia?

Por Jesús Cacho 
Fuente: Vozpópuli 
25/1/2015

“Una de las cosas que más me llamó la atención cuando en los ochenta llegué a Atenas fue oír a la gente que se disponía a salir del país la expresión “me voy a Europa” o “esta semana tengo que viajar a Europa”; no decían me voy a Alemania o a Francia, sino a Europa, un detalle que quizá revela la carencia de una identidad europea clara, sin duda producto de los cuatro siglos de dominación otomana”. Quien así se expresa es Carmen, una española que en los ochenta emigró a Grecia, se casó en Atenas con Andonis, y allí echó raíces hasta que la brutal crisis que atraviesa el país les devolvió a España con casi todas sus pertenencias. Carmen y Andonis viven hoy uno de esos días marcados de esperanza en el corazón de todo amante del país heleno, pendientes del resultado de las elecciones generales que allí se celebran, y preocupados, como millones de españoles, por la influencia que pueda tener en el horizonte electoral español lo que ocurra en Grecia.

Carmen siempre tuvo claro que el país surgido tras independizarse del yugo otomano se parece a la Grecia clásica como un huevo a una castaña. Fue Europa la que a partir del siglo XIX intentó recrear en aquel país atrasado y rural, apegado a una religión ortodoxa refractaria a todo cambio, el sentimiento de pertenencia al glorioso pasado de Pericles, algo que los griegos habían perdido por completo. Recuerden el Fausto de Goethe. Se trató de un revival impostado, en parte debido a un cierto sentimiento de culpa del movimiento romántico europeo para con la tierra que vio nacer a los padres putativos de la cultura occidental. A ese extraño país balcánico y mediterráneo le quedaron los usos y costumbres de cuatro siglos de dominación, las lacras otomanas que acabarían dejando una huella indeleble en la sociedad griega actual, porque la dominación turca hasta 1821 aisló a Grecia de los grandes movimientos culturales de Occidente, por supuesto la Ilustración, y han sido las leyes otomanas las que han moldeado los valores profundos de la Grecia moderna.
La figura del cacique, esencial en la cultura griega, procede de ese periodo. Es el personaje que intermedia entre el poder otomano, inalcanzable para la gente del común, y el griego de a pie, el griego abandonado a su suerte, que piensa, lo sigue pensando hoy, que solo en el círculo familiar se puede confiar, porque fuera de la familia reina la ley de la selva. De alguna forma, para el griego de la calle el político de hoy es el cacique de ayer que, con acceso al poder turco, le protegía y ayudaba. Ahí está el origen del sistema político clientelar vigente en Grecia: uno vota a Fulano porque, en un continuo do ut des, espera que le devuelva el favor, tal vez le dé un empleo en la Administración y le ayude a desenvolverse en la inmensa burocracia. Es el origen del rusfeti, el favor político, tan inculcado en la cultura griega. Es el fakelari, el soborno, la mordida, la coima. Es el tamesa, el contacto, el enchufe sin el cual no se va a ninguna parte. Es la xenitia, la necesidad de emigrar (10 millones de griegos fuera del país, casi tantos como en el interior) para poder llevar una vida mejor. Son muchos los que han hecho en el exterior la fortuna que les negó su propio país, porque, listos como son, todo parece imposible en esa Grecia que funciona a la oriental manera, esa Grecia clientelar vallada por las trabas burocráticas, lastrada por el enchufismo y la corrupción, que confía en el cacique (el político) más que en un Estado que no le atiende, una Grecia sin sector industrial, donde uno puede trabajar en los servicios (turismo) o en la Administración, una Grecia que, a cuenta de la amenaza turca, dedica casi un 20% de sus Presupuestos a las fuerzas armadas. 
“Yo vi con los propios socialistas que aquello estaba tomando un sesgo que no podía conducir a nada bueno. Porque fue el Pasok el que alentó la aparición de una odiosa clase de nuevos ricos, nuevos millonarios con las ayudas que llegaban de la UE y que en vez de dedicarse a los objetivos marcados, a la creación de infraestructuras productivas, terminaban en el bolsillo de la clase dirigente. La Grecia humilde, acogedora, pintoresca, que yo conocí cuando llegué a Atenas, la Grecia que salía a cenar a las tabernas y se ponía a cantar si se terciaba, la Grecia confiada, la de las casas sin rejas, iba desapareciendo a pasos de gigante. Cada año disminuía la seguridad. La abundancia de dinero fácil lo estaba cambiando todo, y la gente creía que aquel maná no se iba a acabar nunca, que la burbuja del dinero fácil no tenía fin. Y fue creciendo esa nueva clase de privilegiados y advenedizos. Sin clase dirigente a la que seguir, sin una burguesía culta cuyas pautas de conducta imitar, todo se fue agriando, la mala educación de la gente, el sustrato turco de la gente, la falta de cultura urbana, y una cierta soberbia difícil de entender para un occidental”. 
“Porque el griego es buena gente. Pillo, listo, dispuesto a darte gato por liebre si puede, pero no a robarte, no antes. El empobrecimiento general, la crisis y la emigración que hoy superpuebla Atenas ha deteriorado hasta el infinito el tejido social, ha arruinado la seguridad en la calle. Los primeros en llegar fueron los albaneses, pero detrás lo hizo mucho africano, mucho rumano, incluso gente del sudeste asiático, paquistaníes, tipos con una mano adelante y la otra atrás, que se agolpan en las plazas de Atenas en busca del salto a “Europa”. Es emigración procedente de países de muy bajo nivel cultural. Cuando viajamos a Atenas en el verano de 2013 me sorprendió oír en la tele un anuncio de la propia policía recomendando a las personas mayores no salir de casa después de la 6 de la tarde, porque los ancianos eran presa fácil de los atracos callejeros. Los recortes de funcionarios, policía incluida. La situación es peor los fines de semana, porque la vigilancia disminuye aún más. Ahora se escuchan cosas alucinantes en Atenas. Hace apenas un mes un escritor amigo nuestro fue seguido hasta su casa por unos delincuentes que le asaltaron cuando trataba de abrir la puerta, le robaron y, lo que es peor, le asesinaron. Mucha gente mayor, sobre todos viudas que viven solas, se hacen acompañar por dos armarios de Amanecer Dorado cuando van a cobrar su pensión, para evitar ser asaltadas y robadas en plena calle. Amanecer Dorado reparte alimentos a mucha gente, pero exige primero el carné: “solo para griegos”. Una afrenta para la izquierda, para Syriza, que les tilda directamente de fascistas."

La corrupción de las pequeñas y grandes cosas
Desafiando las trabas burocráticas, Carmen abrió una academia para la enseñanza de idiomas. Casi 400 alumnos el primer año. Viento en popa. Pero no contaba con la corrupción. “El inspector de Trabajo se presentaba en las oficinas a poner pegas, simplemente para que le sobornaras. Pero yo no sabía cómo hacerlo, de modo que se lo encargaba al contable. Más de 12 millones de dracmas nos costó una vez, y cantidades inferiores otras. Los centros de la competencia siempre estaban avisados de su llegada. Al final nos dimos cuenta de que estábamos trabajando para el Estado, para pagar mordidas e impuestos. Terminamos cerrando. Es la corrupción, la corrupción cotidiana, la corrupción de las pequeñas y grandes cosas. Es verdad que hay un sistema de asistencia sanitaria universal que en 1981 instauró el Pasok, pero a la sanidad pública solo van los muy pobres, aunque lo más alucinante es que para conseguir que un cirujano de la pública de cierto nivel acceda a operarte hay que darle un sobre. La cifra era, quizá sigue siendo –el Gobierno se esfuerza ahora por erradicar la práctica- 4.000 euros por intervención. De modo que hay sanidad pública, pero al médico hay que pagarle aparte. `Es que sin sobres no habría más que matasanos en la sanidad pública´, dice una amiga mía griega, porque los sueldos son muy bajos. Naturalmente, quien tiene recursos acude a la medicina privada”.
La vivienda propia era, como en España, una seña de identidad de los griegos como sociedad. No era raro que el tío soltero y con posibles comprara el piso al sobrino que se iba a casar. Ahora todo se ha ido al traste. “Conozco bien el caso de una amiga, jefa de negociado del ministerio de Educación, con 5 idiomas, viajando con frecuencia “a Europa”, que cobra 1.300 euros al mes y no puede mantener las tres casas de su propiedad: su piso de Atenas, un pequeño apartamento en la capital y una casa en la playa heredada de sus padres. En total, casi 4.000 euros en impuestos. Y  es casi imposible vender porque no se vende nada. Y alquilar es un acto heroico. O un suicidio. ¡Cuidado con quién metes en casa, porque se puede llevar hasta los grifos!, me advirtió un inmobiliario amigo cuando fui a proponerle alquilar mi piso, muy céntrico, muy coqueto, con gran terraza… Me ofrecían 250 euros al mes y con esos riesgos. Lo normal es que si alquilas no te paguen y además no lo puedas liberar en mucho tiempo, y si al final lo consigues es a base de infinita burocracia, o recurriendo a las mafias, incluso a Amanecer Dorado para que te preste un par de matones dispuestos a sacar de tu casa al albanés a torta limpia. La situación es tal que hay gente que alquila su segunda vivienda simplemente a cambio de que el inquilino pague los impuestos y los gastos de comunidad."

Un país de servicios, con poca o nula economía productiva, que importaba casi todo lo que consumía. Todo carísimo, todo del extranjero. Las clases medias, empobrecidas hasta extremos inimaginables, son las que están soportando el peso de un ajuste que, como el mito de Sísifo, nunca parece bastante, nunca es suficiente. Un país donde la evasión fiscal era la norma, ahora se ve asfixiado a impuestos. Los sucesivos Gobiernos se han visto obligados a recortar el gasto público en un 60%, con lo que muchos griegos han quedado a la intemperie. Con un tercio de la población sin acceso a la sanidad gratuita, con retorno de algunas enfermedades infecciosas (incluso casos de malaria) que se creían erradicadas, con gente desdentada por la calle, con hacinamiento en los hospitales, con inseguridad galopante en la calle. La Grecia esclava de un sistema político clientelar, una clase dirigente estafadora, y una burguesía improductiva –los tres grandes males descritos por la sociología al uso-; la Grecia del clientelismo, la burocracia y la corrupción; la Grecia mitad víctima mitad verdugo, que creyó poder vivir para siempre por encima de sus posibilidades con el dinero del maná europeo, esa Grecia ha terminado por explotar con estrépito.

Para la izquierda, el gran culpable es Alemania
Para la izquierda griega y española el gran culpable tiene un nombre: Alemania. El enemigo es Alemania, “y los políticos que colaboraron en la destrucción del incipiente aparato productivo griego porque se vendieron a Alemania”. Ninguna responsabilidad parecen tener los propios griegos. Algunos ejemplos históricos pueden, sin embargo, poner las cosas en su sitio. El acuerdo sobre la deuda externa alemana de 1953 (Acuerdos de Londres), consistió en la quita de un 62% de su enorme deuda externa, tanto la contraída en las dos guerras mundiales como la resultante de la postguerra por parte de 25 países acreedores. Esa condonación, unida a las draconianas políticas de ajuste llevadas a cabo por Erhard y Adenauer, propició el resurgimiento de Alemania como potencia mundial. La Grecia de nuestros días ha recibido ayudas –incluidas dos quitas de deuda- equivalentes al 76% del PIB griego, o no menos de 250.000 millones de euros. Pero el drama es que su deuda pública, que era del 125% del PIB en 2010, a finales de 2014 había escalado ya hasta el 175% del PIB. ¿Dónde han ido esas ayudas? ¿Qué ha hecho Grecia a cambio de esas ayudas? Es lo que diferencia a Grecia de Alemania.

“Yo llegué a un país seguro, donde nunca pasaba nada, y terminé escapando de un país que empezaba a parecerse a un infierno…”, resume Carmen. ¿Debió entrar Grecia en el euro? Muchas preguntas comenzarán a tener respuesta al cierre de los colegios electorales de hoy. Syriza va a ganar cómodamente, pero no con mayoría absoluta. La pregunta es: ¿podrá formar Gobierno? Aunque no faltan los síntomas que apuntan a que, conquistado el poder, el lobo no será tan fiero como lo pintan, la inestabilidad parece a la vuelta de la esquina. El riesgo no es tanto que el nuevo Ejecutivo reclame una nueva quita de la deuda, sino que de facto dejen de pagarla. Más aún, que no paguen la deuda y que se olviden del ajuste fiscal y de las reformas comprometidas. Que cumplan, en suma, su programa electoral, colocando entonces la partida ante el siguiente dilema: que Grecia sea obligada a abandonar el euro, o que la UE trague, víctima de su tradicional complejo de culpa para con el país heleno, lo cual enviaría un pésimo mensaje a los mercados y a España en particular, porque podría hacer pensar a la gente que votar a Podemos, además de divertido, puede salir gratis.

Jesús Cacho Cortés (Villarmentero de Campos, Palencia, 1943)
Periodista y escritor español