lunes, 26 de enero de 2015

Aburrimiento

Por Hipatia de Alejandría

26/1/2015

La observación del género humano es fuente inagotable de saberes.

La actitud de algunas gentes de España, ante esa cosa llamada crisis, es de lo más variado. Los mas indignados, hablan de culpas, de castas, y hasta de las medidas que urge tomar. Es sorprendente que con tanto sabio no haya en el país más premios Nobel.

El cabreado de oficio -figura inexistente pero que yo propongo crear- en este asunto y en otros- diríase que todo lo sabe. Y no satisfecho con saberlo, hete aquí que desea contárnoslo. Poco sabe - o tal vez si-, que sus diatribas nos producen urticaria, llevándonos a un estado mezcla de aburrimiento y hastío.

"Por sus hechos los conocereís"; y con sus diatribas os aburrirán, añado yo.

La educación, que buena a de ser para que sirva de algo, ayuda en el trato cortés con los demás. Poco educado parece, que alguien le suelte al prójimo, así sin anestesia, su erudición en materias políticas y económicas. Erudición casi siempre escasa y aderezada con sus particulares filias y fobias de sabio de barra.
Es una lata, pero estamos rodeados de listillos. Unos de turno y otros a tiempo completo, pero todos pelmas.

La política, y en general cualquier asunto objeto de controversia, forma parte de las interioridades de cada cual; y no procede su debate en público con gentes que muchas veces, apenas conocemos.

El panadero hace panes, el escritor escribe libros, y el político se dedica a la política. Es su oficio, y lo hará bien o mal, según su habilidad, tesón y conocimiento. Pero el que se dedica a otros asuntos, no tiene porqué ser "sparring" forzoso a merced del primer fanatiquillo. Los medios de comunicación, nefastos en muchos aspectos, siembran odio por doquier, y siempre hay capullos dispuestos a seguir la programación dictada por ellos. Tras el empacho suele venir la indigestión, que es acompañada por el mal humor. Y llegados a este punto, solo falta que el listo de turno se tope con su víctima, para que le de el mitín, la tarde o el día.

Convertir a cada mortal -de esos que nos encontramos andando por la calle- en un interlocutor sobre temas de la Política, la Economía y hasta de la Historia, es un error que ha de evitarse. Resulta chocante la afición de algunas personas a tratar los asuntos de la política en público. Tan chocante, que cuando esto pasa, y la persona que tenemos delante empieza su discurso, de ordinario empiezan a parecer sus lagunas y carencias culturales. La Política, por ejemplo, ¿como puede un ignorante de la Historia dar clases de Política?. Porque no son otra cosa que clases -penitencias, por mejor decir- lo que el pelma de turno nos lanza cual bala de cañón.

La ignorancia es cosa común entre españoles; y el sentido común, como dijera Descartes en su Discurso, "la cosa mejor repartida ya que nadie ambiciona más del que tiene".

Dentro de la fauna de criticadores de barra, encontramos al pelmazo de la política: sujeto inasequible al desaliento que puede, si le dejamos, amargarnos la tarde más placentera. Uno de los objetivos más habituales de sus críticas, son los políticos. Las corruptelas de algunos, las chapuzas en el ámbito de su gestión de la cosa pública, son la madera con la que arden sus argumentos.

Pero no es mala cosa tratar de ser justos; y de justicia es, reconocer que no todos los políticos son corruptos; probablemente la gran mayoría no lo es; y es de gentes honradas reconocerlo.

Con este panorama, no era difícil  prever que llegaría alguna fuerza política a gestionar el cabreo de la gente. Dale tu cabreo a ese grupo político -Podemos, por ejemplo-, y sus cabecillas lo recogerán y anunciarán el paraiso, la Arcadia feliz, con la que hordas de ingenuos se sentirán salvados.

Por simple que parezca, ese es el truco: recolectar cabreos y ofrecer el Cielo. Aglutinar al mayor número de personas en torno a un pequeño grupo de recetas mágicas, todas ellas dentro de la ortodoxia comunista. ¿Alguien sabe de algún lugar en el que el comunismo haya traído la solución para algún problema? Allá donde se han aplicado las doctrinas comunistas, siempre han sido nefastas para quienes las han padecido. A excepción, claro está, de la casta dirigente.

Hoy por hoy, la recogida de enfados por los comunistas de Podemos, ha resultado tan eficaz que llama la atención.

Y para terminar, no es asunto menor, hacer la observación de que los políticos surgieron de la sociedad en la que gobiernan. No llegaron de Marte. Son un espejo dónde mirarnos. Sus vicios, trampas y argucias no son distintas de las nuestras. Cambia quizás, la escala.

Pero así como el político surge de la sociedad, y puede dañarla, esta tiene también sus responsabilidades y hasta sus culpas. Resulta curiosísimo, pero no recuerdo haber escuchado a nadie hablar de sus responsabilidad ante de lo que ocurre.Se calla, por cobardía y buenismo, el hecho de que todos tenemos nuestra parte de responsabilidad en lo que nos ocurre. Ese discurso falso y cobarde en el que se despoja a las gentes de toda responsabilidad en los males que ocurren, es cobarde y tramposo.

Claro que las gentes tienen una parte de responsabilidad en lo que les ocurre, y la búsqueda de un chivo expiatorio es una acto propio de necios y cobardes.



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