sábado, 6 de diciembre de 2014

Cómo funciona la estafa de los bancos

Fuente: Cláusulas-Leónidas
Contra la usura bancaria



La estafa de los sellos es un juego de niños comparada con el monumental timo de las entidades bancarias.

La estafa del dinero crédito

El crédito tiene una gran función en la sociedad, pero no, como mucha gente parece suponer, un poder mágico. No se puede sacar algo de la nada. Parece extraño que sea necesario puntualizarlo, pero a menudo lo que es representado, contabilizado, aparece como superpuesto a lo que sucede en realidad, a los sucesos reales. Así es como el crédito ha sido presentado demasiado a menudo como la piedra filosofal capaz de curar todos los males económicos de la sociedad. 

Sería un maravilloso panorama si los gobiernos pudieran pagar sus deudas externas, sufragar el gasto público sin presión fiscal y, finalmente, enriquecer a toda la comunidad con sólo imprimir unos caracteres en trocitos de papel. Pero crear más dinero no hace a la gente más rica, sólo disminuye el valor del dinero mientras da una tremenda ventaja a aquellos que tienen el privilegio de crear el dinero en la cantidad que quieran.

Aunque el crédito normal entre la gente no es más que una transferencia de dinero de una mano a otra, el crédito bancario actual, la forma más común de crédito de hoy día, es algo más complejo que eso.

Al principio, la gente fue inducida a, por motivos de facilidad práctica, a depositar su oro (u otra mercancía usada como dinero), en algún lugar seguro y a usar sustituciones del dinero (billetes de banco o cuentas corrientes), para sus transacciones diarias. Luego los bancos buscaron beneficio prestando a nuevos clientes sustituciones del dinero, respaldadas por sus existencias de dinero-mercancía que les habían sido depositadas. Finalmente, las reservas de los bancos cubrieron sólo una pequeña parte de sus emisiones de crédito. La mayoría de la gente posee sustituciones del dinero que no pueden ser canjeadas en su totalidad.

Los bancos no prestan el dinero depositado en ellos, como se cree popularmente. Cada préstamo o giro en descubierto bancario es una creación de dinero totalmente nuevo que se agrega a las existencias de dinero en la comunidad. Cuando un banco presta, crea crédito. La relación "reservas- crédito" necesaria para que un banco funcione varía de un 5 a un 10 % incluyendo sus reservas en otros bancos, según el país. Esto significa que un banco puede crear crédito "de la nada" hasta 20 veces más que la cantidad de dinero en efectivo depositada en él. Más del 95 % de todo ese dinero en circulación está compuesto de cheques bancarios. No es, por consiguiente, exacto decir que los gobiernos crean la inflación; sólo la regulan, o intentan regularla; pero la creación de crédito (y la mayor parte del dinero es crédito) es hecha por los bancos.

La gente que se opone a la banca sostiene que dicho régimen es intrínsecamente fraudulento y que produce inestabilidad y desequilibrio en toda la economía. La idea del sistema de "reserva fraccional", que intentaba prevenir el caos, de hecho ha garantizado y legitimado que bancos privados emitieran demasiado dinero de papel y depósitos, causando inflación. El gobierno se encontró en la obligación de hacerse cargo con el objeto de prevenir el riesgo de que se produjeran crisis de confianza de los ahorradores con retiros masivos de fondos. Así surgieron los bancos centrales, con el privilegio del monopolio en materia de emisión de papel moneda y amplios poderes reguladores sobre los bancos.

Exigiendo a los bancos que mantuvieran suficientes reservas contra cierta proporción de sus depósitos, el banco central asume el control total del abastecimiento del dinero.

Normalmente los gobiernos ofrecen después "protección", garantizando los depósitos y exigiendo a los bancos centrales que actúen como "prestamistas de última instancia".

Así es como los billetes que identificamos como dinero son en sí mismos crédito, o sea pagarés no canjeables cuyo valor es establecido por el gobierno.

Por supuesto, un pagaré no canjeable no puede ser crédito, porque esto es una contradicción en sí mismo. Por lo tanto, nuestro "dinero" nace de un fraude basado en el incumplimiento del contrato de las promesas de pago gubernamentales. En este punto, la inflación se convierte en un elemento ordinario de la economía, independientemente del robo inherente implícito en el sistema. Los bancos mandan sobre nuestro dinero a expensas de la libertad individual.

El dinero está atrapado dentro del sistema bancario; es decir, el dinero no tiene otro lugar adonde ir. Antes o después el dinero procedente de un depósito bancario acaba en otro depósito bancario. Una persona prudente mantiene su capital en el banco para ponerlo a salvo de la inflación obteniendo algunos intereses ofrecidos por el banco si es depositado en él. Todas las pequeñas cantidades que estaban siendo devaluadas, ahora son acumuladas en manos del banquero. El banquero, enseñado por la experiencia sobre qué proporción del depósito será retirada en un periodo de tiempo dado y sabiendo que si un depositante retira más de la media otro retirará menos, puede prestar (es decir crear más depósitos bancarios) mucho más allá que sus existencias de dinero efectivo.


El injusto sistema da tremendas ventajas a los bancos, los cuales se convierten en administradores no deseados de nuestro dinero, mientras nos condenan a sufrir los efectos permanentes de la inflación. 

Un clamor se eleva llamando al fin de este sistema y una nueva voz se está dejando oír. 

¿COMO FUNCIONA UN BANCO?

Para poder contestar a esta pregunta tenemos primero que entender en qué consiste el balance de un banco. Cada vez que un banco hace un préstamo crea un depósito. Por ejemplo, si el Sr. Pérez necesita un préstamo para hacer una compra, el banco incrementa el depósito del Sr. Pérez en la misma cantidad del cheque que el banco le da para realizar la compra. Los depósitos son el pasivo del banco. Los poseedores de ellos tienen licencia para retirar estos depósitos, y están previamente relacionados al pago de un activo al banco, como resultado del cual los depósitos aparecen. Así, cuando un trabajador deposita su salario, el banco incrementa su activo con este dinero y aumenta igualmente su pasivo con un depósito (números) a la cuenta del cliente. Este es el balance básico del banco fundamentado en la igualdad del pasivo y del activo:


ACTIVO igual a PASIVO

ACTIVO
* Efectivo
* En caja
* En el Banco Central
* Dinero pagadero a petición y corto plazo
* Efectos o letras
* Inversiones o fondos públicos (papel del estado que son títulos de crédito de primera clase)
* Avances (anticipos y préstamos)

PASIVO
* Depósitos bancarios
* Cuentas corrientes
* Depósitos a plazo fijo

En el activo, el banco tiene dinero efectivo en reserva, una parte en forma de billetes y monedas en la caja y otra obligatoriamente en el Banco Central. Todos los bancos comerciales están obligados a tener depósitos de reserva en el Banco Central, que hace las veces de banquero de los bancos. El dinero pagadero a petición y corto plazo consiste en cortos préstamos en el mercado interbancario, que los bancos e instituciones financieras establecen entre sí. Igualmente lo son los efectos o letras, en su mayor parte provenientes del gobierno para ser pagados a las pocas semanas. Estos son considerados como líquido, ya que son fácilmente convertibles en dinero efectivo (a través del Banco Central, y cuyo proceso permite, como veremos, convertir números en líquido). Las inversiones o fondos públicos son títulos de crédito de primerísima clase (normalmente suscritos con el estado). Y finalmente en el activo están los avances, es decir, los préstamos y anticipos que son la parte más lucrativa del negocio bancario.

En el pasivo están todos los depósitos bancarios (simples números) que forman las cuentas corrientes y los depósitos a plazo fijo.

En la distribución del activo es donde se consigue maximizar el beneficio. Por un lado los banqueros quieren el mayor beneficio y lo buscan con el aumento de los fondos públicos y los préstamos o anticipos, ya que con ellos se obtiene el mayor provecho (cobro de interés de un dinero prestado que no tienen), puesto que consisten únicamente en abrir depósitos (creación de crédito); Por otra parte, el banco tiene la obligación de garantizar a sus clientes el efectivo y, por tanto, tiene que cuidarse de que sea capaz de cubrir las demandas de efectivo de los depositarios (no obstante, hoy en día la demanda se disminuye artificialmente con el masivo uso de tarjetas de crédito y cheques) y por ello, han de mantener un sensato margen de liquidez.

El sistema de depósitos permite a los bancos prestar un "dinero" que no está cubierto, salvo en una pequeñísima parte, por dinero efectivo o dinero en billetes que emite el Banco Central. Es decir, pueden prestar dinero que no tienen o que lo han creado de la nada, simplemente abriendo un depósito, mientras cobran interés por ese dinero. Se calcula que los bancos comerciales prestan -en todo el mundo- en una relación media entre capital (dinero que el banco dispone en efectivo) y préstamos (dinero en depósitos a disposición del cliente) de 1/20, es decir, por cada 20 pesetas prestadas sólo 1 es poseída en realidad y las otras 19 han sido creadas de la nada.

De lo que se deduce que, si todos los depositarios demandaran su dinero en el mismo día, el banco no tendría dinero para pagar a todos en efectivo. No obstante, los bancos, disminuyen la demanda de efectivo gracias a la transferencia de dinero directamente de depósito a depósito. El equilibrio se mantiene gracias al sistema de "clearing" que interconecta a todos los bancos, compensando todas las transferencias de dinero entre ellos, de forma que el dinero efectivo no se ha de mover de su sitio, sólo los números entre los diferentes depósitos se mueven. Por otra parte, muchas de las pequeñas operaciones se establecen con cheques (números) que se transfieren de una cuenta a otra, o con tarjetas de crédito, sin necesidad de dinero efectivo. Cuando se paga con un cheque del Banco A que es ingresado en el Banco B a cuenta de otra persona, lo único que sucede es que se transfieren una serie de números de una cuenta a otra. Al final de un día de transferencias entre los dos bancos A y B se compensan las cifras, con lo cual el efectivo no se mueve de su sitio. Todos estos procedimientos permiten que la diferencia entre la cantidad de dinero circulante total y la cantidad de billetes y monedas en circulación se haga cada vez mayor.

La creación del dinero que estamos obligados a utilizar nos afecta a todos los usuarios de esa moneda (seamos o no clientes de los bancos), y cuando este privilegio se mantiene en exclusiva por un grupo de instituciones privadas esto es un robo. Los bancos al poder crear más moneda son los principales causantes de la inflación. Si aumentáramos la cantidad de moneda en circulación al doble sin aumentar la cantidad de productos de un modo equivalente, no nos convertiríamos en doblemente ricos, ya que al competir por los mismos bienes los precios se doblarían. Esto es lo que significa un 100% de inflación, es decir, un 100% de devaluación de la moneda o un aumento del 100% en los precios. La inflación, que producen los bancos, fuerza al ahorrador a tener que protegerse de la devaluación, que -en la mayoría de los casos- buscará refugio en algún banco, el cual con este nuevo ingreso producirá más inflación. La inflación atrapa el dinero en el sistema bancario y es el mejor incentivo del banco para captar depositarios.

Los gobiernos, no obstante, ejercen ciertos controles en un intento de limitar la inflación, pero la experiencia desde hace medio siglo hasta hoy, es que una vez tras otra, los bancos han encontrado más hábiles y sofisticados caminos para evadir estos controles. De esta forma se ha establecido una titánica lucha entre ministerios de economía y banqueros por conseguir los unos restringir y expandir los otros la relación entre préstamo y capital. La historia nos dice que los banqueros siempre han ganado. Han sido más habilidosos en ocultar sus cuentas que los funcionarios en descubrirlas. ¿Cómo evaden los bancos los controles estatales?

El primer lugar, la capacidad de los bancos para expandir sus préstamos y la posesión de otros activos rentables está limitada a la necesidad de adquirir efectivo y otros activos líquidos (como los efectos del gobierno). Como el Banco Central es quien produce los billetes y las monedas, éste es el primer recurso de limitación del líquido que tiene el estado para controlar a los bancos, pero desgraciadamente no es suficiente por varias razones:

1] Las "operaciones de mercado abierto" (con la gente directamente) permiten la compra de bonos del estado por parte de clientes con la simple extensión de un cheque en favor del gobierno, que conduce en última instancia a una reducción de los depósitos de reserva con el Banco Central. ¿Cómo? El Banco Central, como todos los demás bancos centrales, tienen "el compromiso" de asistir a los bancos comerciales en caso de apuros (ésta es la razón histórica de su origen). De esta forma, cuando los bancos pasan apuros por un exceso de préstamos, el Banco Central compra parte de los efectos del estado a corto plazo que los bancos poseen, de modo que aumentan inmediatamente sus niveles de reservas. Esto quiere decir que pueden utilizar efectos bancarios que han comprado con sus depósitos (números venidos de la nada) para incrementar las reservas, con las que pueden incrementar sus depósitos de nuevo. Así, el círculo queda cerrado: El banco puede producir cuánto dinero le plazca mientras que el estado se endeude (como ha venido sucediendo continuamente en los últimos años). Por tanto, los funcionarios que pensaban que con un control en el nivel de efectivos (billetes del Banco Central) podrían controlar el préstamo del banco vieron que no es así, con lo cual tuvieron que tomar nuevas medidas.

2] Ante la ineficacia del control del efectivo aparece un segundo nivel de control igualmente ineficaz, que es el obligar a los bancos a tener una porción o "cociente de liquidez". El "cociente de liquidez" obliga a guardar una cierta proporción entre activo líquido con respecto a los activos de inversiones o fondos públicos y préstamos. Al mismo tiempo el gobierno trata de controlar su endeudamiento a corto plazo y limitar la cantidad de efectos del estado. Pero el "compromiso" del Banco Central para proteger a los bancos privados comerciales, rompe con el control ya que los bancos en apuros se ven obligados a vender los efectos del estado (que habían comprado con depósitos), y mientras el estado siga endeudándose, el Banco Central se ve obligado a continuar su "compromiso" para evitar una crisis bancaria.

3] Otro tipo de control ha sido la obligación de hacer "depósitos especiales" al Banco Central que no son considerados como reservas y que por tanto no sirven para expandir los depósitos bancarios. La respuesta de los bancos ha sido incrementar su liquidez atrayendo con pago de intereses elevados depósitos a plazo fijo que luego ellos pueden expandir. Con lo cual, el problema de la excesiva circulación de dinero se agrava aún más.

4] Otros sistemas provienen de ciertas limitaciones sobre estos depósitos a plazo fijo pero que, como en las otras ocasiones, cuando las medidas llegan para solucionar el problema anterior el banquero ya ha diseñado un nuevo agujero por donde escapar.

Estas limitaciones, junto a una "petición directa" a los banqueros privados para restringir la cantidad y el tipo de préstamo en que lo producen, han sido las más usuales medidas llevadas a cabo por los estados. La moda de las tesis monetaristas que sugerían el ajuste por el recorte de la demanda estatal -con una restricción de sus deudas-, y de la demanda privada -con una elevación del tipo de interés al que el Banco Central está dispuesto a prestar, de forma que tiende a influenciar el alza de los tipos de interés de las entidades bancarias-. Pero las tesis monetaristas también han resultado más eficaces en la teoría que en la práctica:

• Primero, porque los estados, incluido España, no han dejado de endeudarse en los últimos años, con lo que los bancos han multiplicado sus ganancias y la moneda en circulación.

• Segundo, porque la elevación del tipo de interés ha incrementado los depósitos a plazo fijo con los cuales los bancos también multiplican sus ganancias y la moneda en circulación.

Las nuevas limitaciones surgidas han fracasado en cada uno de los casos, ante los nuevos y avispados métodos de préstamo que los bancos han creado para evitar los controles. Así, se han creado instituciones bancarias paralelas o secundarias que evaden el ámbito de los controles. A un nivel personal están las compañías de tarjetas de crédito, que permiten incrementar los limites de préstamo cuando al banco le resulta difícil conceder más anticipos. Pero para las empresas las posibilidades son incluso mayores, ya que sus peticiones de financiación pueden ser desviadas a otras subsidiarias en el extranjero, o pueden hacerse en forma de letras a corto plazo. Otro modo de evasión de controles es la llamada "desintermediación", con ella el banco coloca juntos a dos clientes, uno que quiere prestar y otro que quiere recibir, y cobra su comisión. El dinero termina en el banco, porque no tiene otro sitio donde ir, pero el préstamo no se refleja como tal en la contabilidad.

Los bancos son los privilegiados de este sistema. El modelo constitucional moderno (heredado de la revolución francesa) ha servido, no casualmente, como plataforma del desarrollo bancario. Todas las constituciones establecen contractualmente el monopolio monetario sin el cual el negocio bancario moderno no podría funcionar. El peso racionalista y la complicidad de políticos y economistas han transformado el antiguo poder estatal (recaudar militarmente los impuestos) en una grotesca máquina de control sometida al privilegio de los bancos. La dialéctica de derecha / izquierda, que ha alimentado las vivas emociones de varias generaciones de europeos, se revela como una palpable farsa que permite que este sistema siga funcionando. Capitalismo y socialismo son esencialmente idénticos (cada día es más evidente): Estatistas y usureros. Esperar que el estado vaya a abolir los bancos parece improbable. La única salida de esta trampa depende de la voluntad de una generación de personas que exijan el restablecimiento de su legítimo derecho de elegir la moneda con la que quieren comerciar y abolir la usura.

LA PLENA LIBERTAD DE COMERCIAR

La plena libertad de comerciar consiste en una libertad, de competencia y concurrencia, existencial y no retórica, es decir, la capacidad de toda persona o colectivo de poder producir e intercambiar los bienes de su propiedad a un precio comúnmente aceptado y equitativo con cualquier otra persona o colectivo. Implica la eliminación de todos los controles del mercado que lo han transformado en un sistema usurero. El restablecimiento de un auténtico mercado libre consiste en:

A) La libre elección de moneda

La libre elección de moneda implica que son los ciudadanos como comerciantes quienes deciden cual es la mercancía que quieren utilizar como medio de cambio. Por tanto, es contraria a la imposición de una moneda artificiosa. Hoy en día los ciudadanos sufrimos la silenciosa imposición de una moneda estatal sin valor como mercancía, es decir, de unos trozos de papel cuyo derecho exclusivo de producción gozan, no sólo los bancos estatales, sino también los bancos privados, y cuyo valor legal establece compulsivamente el estado. Moneda es, o debe ser, cualquier mercancía libre y comúnmente aceptada como medio de cambio.

Gracias a esta imposición de la moneda bancaria, los bancos gozan de un privilegio extraordinario: Pueden alterar el valor de la moneda que los usuarios ganamos a cambio de nuestro trabajo; pueden aumentar la cantidad de dinero en el mercado simplemente creando más dinero o más crédito de la nada. Para que esto funcione, los usuarios están forzados a aceptar esta moneda legal, impidiéndose, con múltiples mecanismos, el uso de ninguna otra moneda dentro de cada territorio estatal. Los bancos, así, tienen el privilegio único de poder prestar dinero en cantidad superior a lo que realmente tienen en efectivo (1). Ahora bien, cada vez que se crea más dinero, que estamos forzados a aceptar, se producen, seamos o no conscientes de ello, dos consecuencias inmediatas:

1.- EL LENTO ROBO INFLACIONARIO

Los usuarios a la fuerza del papel moneda estatal descubrimos que éste se devalúa continuamente. Es decir, el precio que pagamos para adquirir el papel es mayor que el que recibimos cuando lo gastamos.

Este proceso se repite de una forma lenta pero contundente, robando a cada poseedor o ahorrador de esta moneda una porción de su ahorro, aunque éste sólo lo posea por un pequeño periodo de tiempo. Todas estas porciones sumadas unas con otras constituyen una inmensa cantidad robada. A este robo los economistas prefieren designarlo con el término neutro de inflación. Y aunque considerada como un problema, ésta adquiere la misma categoría moral que un desajuste cualquiera dentro de una ecuación matemática.

Una de las consecuencias de este proceso es la creación de una nueva clase social totalmente desposeída: Los jubilados. Por otra parte el pago a esta masa mendicante, de cuya creación el estado es el único responsable, sirve de justificación perfecta para seguir hipotecando a la siguiente generación, la de los hijos. Los trabajadores retirados no entienden como a pesar de llevar una vida entera dedicada al trabajo, al final de su vida productiva se encuentran sin nada. Precisamente en esta edad, cuando deberían poder gozar de todo el esfuerzo realizado, tal como sucedía antiguamente, resulta que es cuando menos tienen. Los economistas nos han engañado con falsas excusas, como considerar éste un mal inevitable del progreso, o incluso cuando llegando a afirmar que quien se encuentra empobrecido al llegar a su jubilación es porque no ha tomado las suficientes precauciones. Mientras tanto, banqueros y políticos se regocijan públicamente de la “eficacia" de la moneda impuesta.

2.- LA ACUMULACION DE CAPITAL USURERO EN LOS BANCOS

Los bancos ganan con el interés de los préstamos de un dinero que han sacado de la nada. El resultado es que los usureros, que no producen ningún beneficio a la sociedad, se enriquecen a costa del resto de la gente. Los políticos convierten al Estado en el principal cliente de los banqueros por medio de la deuda pública, a cambio se respetan mutuamente.

El timo del papel-moneda, convertido en una industria gracias al moderno sistema bancario, es un engaño conocido desde hace tiempo. Goethe perfectamente desveló el principio en que se sostiene el papel-moneda. En su obra "Fausto" escribió acerca de un emperador arruinado que encuentra una súbita forma de pagar sus deudas a través de la simple impresión de papel: “Sepa todo aquel que lo desee que esta cedulilla vale por mil coronas. En prenda cierta de ellos, asígnesele el incontable caudal que hay enterrado en los dominios imperiales. Habiéndose proveído convenientemente a fin de que en seguida que se haya exhumado el real tesoro sirva de compensación a este papel”. (2) Mucha gente sigue pensando que detrás de los billetes que utilizamos existe algún respaldo físico. Para todos ellos les debe bastar con la siguiente comprobación: Que vayan a los bancos emisores a reclamar la promesa de pago de sus billetes (como ocurría en un principio).

J. P. Proudhon propuso una solución para librarse de este ridículo sistema de promesas de pago. Para ello recomendaba la solución de “...un campesino que se acusaba en confesión de haber roto un documento en el que reconocía deber cien escudos. El confesor le dijo: Debes devolver esos cien escudos.- Eso no, respondió el campesino, sólo devolveré lo que valía la hoja de papel en que constaba la deuda."(3)

El sistema de moneda impuesta lo mantenemos todos nosotros. Se mantiene gracias al valor que cada uno de nosotros damos a este papel cada vez que lo intercambiamos por una mercancía real. Nos han enseñado que el papel es la única moneda o la que mejor funciona, pero la elección de moneda no puede circunscribirse a términos de eficacia, como si no tuviera nada que ver con seres humanos. La elección de moneda es una cuestión que remite primeramente a la libertad de evaluación inherente a cada persona. Sabemos que cuando han existido tales condiciones de libertad personal, los mercados libres han elegido normalmente metales preciosos, que siendo raros, fácilmente identificables y divisibles, reúnen las más adecuadas características como medio de cambio. Quizás, si fuéramos libres, esta elección se repitiese. Liberalizar la moneda implica permitir que aquellos ciudadanos que no quieren seguir siendo timados, ni mantener con su esfuerzo la continuación de la estafa monetaria de los bancos, puedan elegir la moneda que mutuamente quieran para comprar y vender.




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