viernes, 5 de diciembre de 2014

Podemos debería preocupar a todos los españoles

Editorial de Libertad Digital 
6/12/2014

El sustancial auge electoral que está cosechando el partido de Pablo Iglesias no solo constituye una creciente amenaza para los inversores y grandes empresarios del país, sino para el conjunto de los españoles, ya que la materialización de su programa económico supondría la ruina más absoluta, multiplicando hasta límites insospechados los terribles efectos de la actual crisis. Lo que muchos perciben hoy como una esperanza para cambiar y mejorar España, esconde, en realidad, un peligroso proyecto populista, sustentado sobre una ideología totalitaria, de consecuencias nefastas.
Los primeros en dar la señal de alerta fueron, como es lógico, los bancos de inversión, tras advertir a sus clientes de que la fragmentación política que introduce Podemos en España corre el riesgo de hacer el país ingobernable o, como mínimo, configurar un gobierno débil, incapaz de llevar a cabo las profundas reformas y ajustes que sigue precisando la economía para poder superar la crisis y reducir de forma muy sustancial el paro. Efectivamente, si el PP, con una amplia mayoría absoluta y el control de casi todas las autonomías, se ha negado a implementar el amargo recetario anticrisis por miedo al desgaste electoral, será muy difícil que bajo un hipotético gobierno en minoría por parte de populares y/o socialistas se llegue a avanzar algo en la necesaria senda reformista.
Pero es que, además, cabe recordar que el plan económico de Podemos gira en torno a dos ejes básicos: el impago de la deuda pública y la salida del euro. En este sentido, los propios economistas de Podemos admiten abiertamente que sus propuestas de disparar el gasto e imponer un radical intervencionismo son inviables bajo la actual disciplina del euro. No es de extrañar, por tanto, que el nerviosismo sobre este particular fenómeno haya alcanzado ya a los grandes empresarios de España, constituyendo uno de los principales temas de conversación en las habituales reuniones privadas que mantiene los principales directivos del Ibex. Especialmente, si se tiene en cuenta que Podemos apuesta por expropiar y confiscar, directamente, los denominados "sectores estratégicos", donde se incluyen bancos, empresas energéticas o transporte, entre otras.
Sin embargo, dichas medidas no solo perjudicarán a inversores, grandes empresarios y accionistas, sino a todos y cada uno de los españoles. La quiebra del Estado, la nacionalización de empresas, el mayor gasto público, el aumento disparatado de los impuestos y, en última instancia, el abandono de la moneda única se traducirían en un empobrecimiento sin parangón en la historia reciente de España. La crisis actual, siendo la más dura desde la posguerra, quedaría ampliamente superada por el desolador escenario que arrojaría un hipotético gobierno en manos de Podemos. Basta observar la decadencia y el desastre económico que sufren desde hace tiempo Argentina y Venezuela, otrora países ricos y desarrollados, para percatarse del crudo escenario que le depararía a España. Mismas políticas conducen a resultados idénticos, sin excepción, y con Podemos no sería diferente. No por casualidad, Venezuela y Argentina, referentes políticos de Iglesias, se sitúan entre los regímenes más corruptos, despilfarradores e inseguros del mundo, al tiempo que sus economías no han dejado de perder posiciones en los índices de bienestar y prosperidad desde que emprendieron su particular camino hacia el socialismo más rancio, retrógrado y radical.
Podemos no es ninguna esperanza y, aún menos, una posible solución a los graves problemas económicos e institucionales que aquejan España, sino la receta idónea para el suicidio colectivo del país. Por ello, el partido de Iglesias debería preocupar, y mucho, a todos los españoles.

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