Por Santiago González
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17/12/2014
La impresionante foto de Reuter’s que hoy llevan en su portada El Mundo y otros diarios españoles muestran el dolor de mujeres paquistaníes ante el cadáver de un adolescente, una de las 140 víctimas mortales del ataque perpetrado por un comando talibán a una escuela de Peshawar, en la frontera con Afganistán: 132 escolares de edades comprendidas entre los 12 y los 16 años y ocho profesores. Según cuenta La Vanguardia, un escolar superviviente contó que a él no lo mataron por haber sabido recitar la kalima (seis mandamientos del Corán que se memorizan en las escuelas coránicas de Pakistán). Los que no supieron recibieron un tiro en la cabeza.
Tratábamos ayer de la multiculturalidad de occidente. El principal partido de la oposición y el que le disputa el estatus se disputaban esta semana el honor de haber dirigido la ira de los españoles por los asesinatos de 191 conciudadanos el 11-M, contra el legítimo Gobierno de España. Fue al presidente de aquel Gobierno saliente a quien llamaron ‘asesino’ a las puertas del colegio electoral el día 14. Y la inducción de aquella bellaquería se la disputan el PSOE y Podemos. Es nuestra izquierda.
No he tenido noticia de que se haya convocado manifestación de duelo alguna ante la embajada de Paquistán. Nuestra izquierda no sabe mucho de víctimas y sólo se siente tentada de movilizarse cuando el culpable casa con su idea de la corrección política. Si los muertos no son obra del Ejército israelí y no hay un papel relevante de EEUU en el conflicto, nuestra izquierda, una de las más tontas del mundo, por una expresión de Ernst Mandel, ni siente ni padece. Esa es la razón por la que no hubo una sola manifestación en España contra el genocidio mayor de nuestro tiempo: el que se perpetró en Ruanda entre abril y julio de 1994, con 800.000 víctimas. No estaba en medio Estados Unidos, qué mala suerte.
Hay exponentes especialmente miserables. Incluso en la abyección hay grados. Y cobardías. No se ha atrevido a comentar la masacre de Peshawar a la luz de su candil:
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